Sí, sé que nunca llegaré a ser como vosotros, que nunca me convertiré en esos grandes hombres que habéis ido forjando día a día -por suerte para mí, ya que la palabra
hombre se me antoja incompatible con mi realidad física, psicológica y espiritual-...
Pero, tengo el gran honor de decir que soy vuestra hermana pequeña -de la que tanto habéis cuidado y a la que tanto habéis protegido- de decir que comparto el cincuenta por ciento de mi ADN con vosotros -sí, sí, creo que es un triple,... -, de que sois mis ejemplos a seguir en el día a día, de que os habéis convertido (de hecho siempre lo habéis sido) en buenos cristianos y honrados ciudadanos y de que me queréis, que estoy segura de ello; pues me dí cuenta hace tiempo... y no lo olvido desde entonces.
No es que es que esté carente de ego (que de echo nunca ha sido el caso) ni que tenga la autoestima baja, sino que... simplemente somos diferentes los tres, ninguno es igual a otro y a la vez somos hermanos... sois vosotros los que me sorprendéis cada día más, y, me encanta... gracias
La familia cuerda, ¿no? Samuel, tú también formas parte de esta musical y admiradora clasificación ;)