jueves, 31 de enero de 2013

More than a feeling (+ Boston, sure)

DxT.

Me lo he planteado a lo largo de este cuatrimestre, ¿qué habría pasado si hubiera continuado un par de años más con la gimnasia rítmica? Llegando a competir profesionalmente .. Bueno, probablemente ahora estaría estudiando INEF (no INEM, no, que para eso siempre hay lugar en un futuro si el tiempo no amaina) en la upm.

Y es que el deporte es algo fuera de serie, otro rollo, completamente, un nivel muy superior. Es crear arte con el cuerpo, cada lanzamiento, cada equilibrio, cada saque, cada remate, cada pedaleada es una pincelada, un verso, un acorde, una escena que supone fijar las leyes físicas que te permiten moverte.

El deporte, con su parte física y su parte psicológica, es una actividad que realmente completa y perfecciona al ser humano. Pues supone compromiso, competitividad, sacrificio y esfuerzo, compañerismo, ganas de mejorar y superarse...  Ese sentimiento de poner todo tu cuerpo a prueba, exigiéndole su máximo potencial (a veces incluso más), desde los cuádriceps, hasta los pulmones (y lo dice alguien con asma) es inefable.

Y también es química, (¿cómo no?) más allá del metabolismo vestigial que supone oxidar la glucosa, es liberar tal cantidad de endorfinas que tu cerebro no sabe cómo proporcionarte una mayor sensación de placer, bienestar y trabajo bien hecho..

Después de haber probado con la rítmica, el voleibol, la hípica y el ciclismo, me quedo con lo mejor de cada uno; la disciplina férrea de la rítmica, la potencia del voley, la elegancia de la hípica y la tensión del ciclismo. El año que viene empezaré con el rugby, del que se pueden sacar 1001 valores increíbles.

No podría vivir sin el deporte,... y fue algo a lo que tuve que renunciar por ir a Madrid a estudiar el bachiller, de lo que tampoco me arrepiento después de todo.




Citius, altius, fortius.
GO FÍSICAS, GO!