Alza vuelo raudo, paloma en el cielo,
impulsa tus alas doradas hacia el horizonte,
siempre batiente contra hielo y fuego
anhelo que a tu llegada se esconde.
Sé luz en el camino del peregrino,
acude presto a su consejo y ayuda;
cultiva la simiente de tu basto sino,
y forja con esmero tus ilusiones en la Luna.
No desesperes ante la espesura de la niebla
o ante la ceguera del relámpago,
pues yo te ayudaré a grabar tu huella
en lo más alto del tronco del álamo.
Recuerda que al final yo te espero,
con los brazos abiertos en la penumbra,
creyendo firme y fiel en tu regreso
que en el firmamento se vislumbra.
