Con que me leyera -o se inventara- un cuento por la noche.
Con pintar juntos un hermoso cuadro.
Con caminar, correr y caerme a su lado.
Con abrazarle y sentir su cuerpo de carne y hueso.
Con cocinar y mancharnos entre risas.
Con que me enseñara a tocar la guitarra.
Con montar a caballo juntos.
Con jugar con Él a una guerra de bolas de nieve.
Con que me viera reír y llorar.
Con rezar juntos por la noche.
Con que me ayudara a hacer mis deberes.
Con sentarme junto a Él en el autobús de vuelta a casa.
Con dormirme en su hombro blandito.
Con escribir para Él un poema.
Con que me protegiera de mis pesadillas.
[...Y con mil cosas más...]
En cierto modo, todo esto hicimos juntos... ya que puso a cuatro maravillosas personas a mi lado para que me ayudaran a soñar y a luchar por Él y por todo en lo que creo y que alienta mi pequeña existencia día a día.