jueves, 27 de mayo de 2010

Shut up!

Decía nuestro querido padre y fundador Joseph Kentenich: "La soledad es fecunda"; yo aún diría más: "El silencio es fecundo". Ese silencio (de cuerpo y alma), que conlleva un autoconocimiento, una meditación profunda y una madurez oportuna, unas palabras sinceras y afectuosas con Dios y, por consiguiente, una paz y serenidad que sólo pueden tener su origen Ahí Arriba...

[Esto lo digo desde la experiencia: desde la mía propia personal interior, y de la de verme reflejada en ciertas caras de angustia y desesperación "moderadas" de ciertos profesores, si no son casi todos...]

Decía mi ex-profe Montse: "no me extraña que tengan miedo al silencio. Igual si se escuchan a sí mismos..."

Decía mi amiga Ana: "cada cosa tiene su belleza, pero no todos saben verla, cállate y escucha"...

Cuánta razón teníais los tres...

Mas... no desesperéis, ya que, al fin al cabo, siempre tenemos la oportunidad de ponerle un esparadrapo al mundo ;)

4 comentarios:

Negrevernis dijo...

Cuando todos los años mi Otro Yo y una misma nos retiramos del ruído por unos días para acoger este silencio fecudno del que hablas, luego lamento la vuelta y creo venir de otro lugar muy lejano.

Pero mi experiencia me indica es vital poder vivir desde el silencio. Bella herencia la dejada por mi amadísimo san Ignacio de Loyola...

Un abrazo, exalumna ;-)

Anónimo dijo...

Siempre me preocupa tu soledad, sobre todo la que es por mi ausencia, aunque reconozco que sabes vivir y disfrutar de ella.

MiniSchoch dijo...

¿Tu ausencia?

A dijo...

:)