No se puede pretender ganar una batalla sin luchar, sin arriesgar algo valioso...
De hecho, hay que exponer ante el peligro nuestro orgullo y nuestro honor, sabiendo que podremos perdelo... aunque merece la pena, y creo que siempre es así; pues podemos ganar mucho más de lo que nos podrían arrebatar.
Y en la lucha del día a día,
hay que ofrecer el propio corazón como prenda...
¿Te atreves?
2 comentarios:
Es una apuesta muy arriesgada...Pero la recompensa es grande! :)
claro que si!!
:)
Publicar un comentario