El Sol se agazapa bajo la cordillera al tiempo que derrite la nieve pura que la cubre.
¿Se vuelven claros y nítidos los colores perdidos por la oscuridad del horizonte? ¿O por el contrario se difuminan y fusionan entre sí? ¿Y por qué no las dos cosas?
Las nubes arropan los últimos haces de luz que no se atreven -todavía- a ocultarse.
El calor funde la montaña a medida que asciende, pero luego, durante el transcurso de la noche, vuelve a solidificarse.
La Luna conquista una posición estratégica en El Azul, desde donde vigilar con claridad todo el firmamento. Y arrastra tras de sí las cenizas de quienes perecieron en la batalla. Cubre y envuelve la Tierra en un fino manto de pasión y misterio...
Orión y Sagitario se sitúan en primera línea de batalla; en los flancos, la caballería de Centauro y Pegaso. La Cruz del Sur porta el estandarte de victoria y señala el camino de la batalla, recorriendo el sendero de la Vía Láctea.
El Sol despunta al alba...

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