¿Por qué no seremos capaces de deleitarnos con la belleza cuando la tenemos delante de nuestras propias narices? ¿Por qué tenemos que esperar a que se marchite para fijarnos en “lo bello que era”?
¿Por qué nos conformamos con lo más fácil, sabiendo que deberíamos aspirar a lo más alto siempre? Y entonces; ¿por qué luego envidiamos lo ajeno?
¿Por qué la sociedad se jacta de progresar hacia la más avanzada tecnología, si se siguen infringiendo los derechos más elementales de los seres humanos? ¿Por qué no se empieza por proteger la vida de cada hombre y mujer, y luego ya hablamos...?
¿Por qué todos se empeñan en criticar a los jóvenes? Mientras que no todos somos así. Oigan, que algunos adolescentes regalamos tiempo de nuestras vacaciones en ir a un comedor y parroquia de Móstoles a repartir alegría, esperanza y espíritu navideño; en ir a repartir bocadillos y mantas a gente necesitada en Ópera; en ir a cantar villancicos el día de Nochebuena a un hospital; en ir a misionar a tres pueblos de Madrid...
¿Por qué a los medios de comunicación no les importa la buena gente? Oigan; que existimos, aunque no lo crean o se nieguen a creerlo.
¿Por qué nadie se fija en que, por cada minuto que pasa, mueren niños de hambre y enfermedad en África? ¿Y sin embargo estamos tan preocupados por la actual crisis económica? ¿Acaso no vivimos suficientemente a gusto con nuestras tres comidas diarias y agua caliente asegurada?
¿Por qué vivimos cada día de la misma manera y luego, llegado el momento, deseamos que todo hubiese sido diferente...? ¿Por qué no aprovechamos cada día como una oportunidad única que se nos brinda, deseando que sea una nueva y fascinante aventura?
¿Por qué no damos las gracias a Dios por cada día que amanece? ¿Por qué tenemos que esperar a que ocurra algo extraordinario para hacerlo? ¿Acaso Dios no es Dios los 365 días del año, las 24 horas del día y los infinitos momentos de cada minuto?
¿Y por qué es cuando algo (o alguien) nos falta, cuando comenzamos a valorarlo de verdad?...
¿Por qué nos conformamos con lo más fácil, sabiendo que deberíamos aspirar a lo más alto siempre? Y entonces; ¿por qué luego envidiamos lo ajeno?
¿Por qué la sociedad se jacta de progresar hacia la más avanzada tecnología, si se siguen infringiendo los derechos más elementales de los seres humanos? ¿Por qué no se empieza por proteger la vida de cada hombre y mujer, y luego ya hablamos...?
¿Por qué todos se empeñan en criticar a los jóvenes? Mientras que no todos somos así. Oigan, que algunos adolescentes regalamos tiempo de nuestras vacaciones en ir a un comedor y parroquia de Móstoles a repartir alegría, esperanza y espíritu navideño; en ir a repartir bocadillos y mantas a gente necesitada en Ópera; en ir a cantar villancicos el día de Nochebuena a un hospital; en ir a misionar a tres pueblos de Madrid...
¿Por qué a los medios de comunicación no les importa la buena gente? Oigan; que existimos, aunque no lo crean o se nieguen a creerlo.
¿Por qué nadie se fija en que, por cada minuto que pasa, mueren niños de hambre y enfermedad en África? ¿Y sin embargo estamos tan preocupados por la actual crisis económica? ¿Acaso no vivimos suficientemente a gusto con nuestras tres comidas diarias y agua caliente asegurada?
¿Por qué vivimos cada día de la misma manera y luego, llegado el momento, deseamos que todo hubiese sido diferente...? ¿Por qué no aprovechamos cada día como una oportunidad única que se nos brinda, deseando que sea una nueva y fascinante aventura?
¿Por qué no damos las gracias a Dios por cada día que amanece? ¿Por qué tenemos que esperar a que ocurra algo extraordinario para hacerlo? ¿Acaso Dios no es Dios los 365 días del año, las 24 horas del día y los infinitos momentos de cada minuto?
¿Y por qué es cuando algo (o alguien) nos falta, cuando comenzamos a valorarlo de verdad?...
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