jueves, 21 de enero de 2010

Help!

La impotencia al no poder hacer nada frente a una hecatómbica catástrofe natural, recorre como un cristal de hielo mi espalda, y deja graves quemaduras (parece irónico, pero sí: son quemaduras) ...


Confío en, que a veces, una oración sea la mejor ayuda, o, tal vez, la única que algunos podamos ofrecer en situaciones como estas ...

2 comentarios:

Negrevernis dijo...

Como tú dices, cuando no podemos expandirnos en la ayuda que nos urge dar por la impotencia, tenemos el regalo de la oración. Es el regalo de nuestra fe.

Pero creo, más bien, que nuestra oferta gratuita -incomprendida, seguro que lo sabes-, es regalar el silencio de un Dios que se calla ante la cruz porque ya ha dicho todo. Ese es el que llevamos en las ondas de nuestra oración a los que ahora sufren.

Y como tenemos el regalo de la fe, estamos convencidos de que también sirve. Cristo sufre con ellos, Dios sufre con ellos, su silencio, misteriosamente, es una compañía que reconforta.

Tú sigue rezando. Es lo que ahora, con tus años, puedes hacer.

MiniSchoch dijo...

Gracias Montse.
Creo que en estos momentos habrá gente preguntandose alli: ¿donde esta Dios?
Y, como alguien grande dijo una vez: Dios está allí, sepultado bajo los escombros, pasando hambre y frio junto a las familias destrozadas...