lunes, 18 de enero de 2010

Marea süave

Un dulce vaivén de olas saladas, una suave brisa estival que me acaricia casi con ternura, unas grandes nubes anaranjadas y algodonosas, un Sol que sangra en el crepúsculo del atardecer y clama al Cielo...

Un paisaje idílico (fantástico suelen llamarlo, los que se hacen llamar expertos): imponentes y majestuosas montañas; bosques tropicales, húmedos y espesos; páramos desérticos y agonizantes; océanos orgullosos de sí mismos e inmersos en las profundidades de la Tierra; sabanas que albergan fauna y flora inimaginable...

De repente me detengo y cierro los ojos despacio, muy despacio: no es posible, el tiempo se ha detenido por completo; ¿cómo? si no me encuentro en un agujero negro...


Entonces ¿Te lo crees?

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